Químicas y Servicios Rahersa, S.L. (QUIMISER) cumple este año 2025, 10 años como asociado de ANECPLA. Hablamos con Antonia Hernández sobre el trayecto recorrido.
¿Cómo y con qué propósito nació Químicas y Servicios Rahersa SL (Quimiser)?
Quimiser empezó hace ya casi 22 años como una empresa de limpieza y distribución de productos. Al trabajar con el sector de la hostelería, poco a poco fuimos entrando en contacto con el mundo del control de plagas, y la verdad es que nos enganchó. Fue algo que surgió de forma natural, pero enseguida vimos que era un campo muy interesante y necesario.
A partir de ahí fuimos formándonos y especializándonos, y nos dimos cuenta de que no se trataba solo de aplicar productos. Muchas veces, los clientes no tenían claro qué podían tomarlos mismos para prevenir las plagas, y entendimos que parte de nuestro trabajo era también explicar, formar y acompañar. Esa cercanía, esa forma de implicarnos y dar soluciones reales, es lo que nos ha definido desde el principio. Apostamos siempre por hacer las cosas bien, con profesionalidad, cumpliendo la normativa y, sobre todo, con mucha responsabilidad.
¿Cuáles son los principales servicios que ofrece y cuál es la diferencia en el mercado?
Nos dedicamos a la sanidad ambiental, incluyendo tanto el control de plagas como los servicios de limpieza y desinfección. Creemos firmemente que estos dos mundos se complementan y son iguales de necesarios para garantizar espacios saludables. Lo que nos diferencia es la dedicación, el trato cercano y la seriedad con la que abordamos cada trabajo, sea grande o pequeño. Aunque somos una empresa pequeña, trabajamos con mucho compromiso, cuidando cada detalle y adaptándonos a cada cliente. Además, invertimos constantemente en formación y en estar al día con la normativa, lo que nos permite dar un servicio muy completo y profesional.
Después de 10 años como miembro de ANECPLA, ¿qué beneficios ha supuesto para que tu empresa forme parte de la asociación?
Entramos en ANECPLA con la idea de estar actualizados y tener un respaldo técnico, pero la verdad es que nos hemos llevado mucho más. Desde el primer momento, tanto con Milagros como ahora con Jorge, Sergio, Belén y Paloma, nos hemos sentido apoyados y parte de una familia. ANECPLA nos ha dado formación, información, asesoramiento… pero sobre todo, nos ha hecho sentir que cuentan con nosotros. Aunque seamos una empresa pequeña, nunca nos hemos hecho sentirlo. Llegar a los 10 años como asociados y recibir el pin ha sido algo muy especial para mí, personalmente.
En tu opinión, ¿cuáles son los mayores desafíos y oportunidades que enfrenta el sector de la Sanidad Ambiental en la actualidad?
Uno de los grandes retos es seguir profesionalizando el sector, manteniéndonos actualizados frente a los cambios normativos y buscando siempre soluciones más sostenibles. En el día a día, cada vez contamos con menos ingredientes activos autorizados, lo que nos obliga a buscar alternativas, adaptar protocolos y trabajar con más precisión. Es un reto técnico importante, pero también una oportunidad para avanzar hacia un control de plagas más integrado, responsable y respetuoso con el medio ambiente.
Durante la pandemia del COVID, quedó muy clara la importancia de nuestro sector, especialmente en lo relacionado con las desinfecciones profesionales. Sin embargo, tengo la sensación de que no se nos valoró lo suficiente desde el principio. Fuimos el único sector capacitado y autorizado para realizar desinfecciones de forma segura, eficaz y con criterios técnicos, y aun así muchas veces se acudió a soluciones improvisadas o poco profesionales. Ese momento puso de manifiesto lo necesario que es dar visibilidad a nuestro trabajo y reforzar el reconocimiento del sector dentro de la sanidad ambiental.
A nivel de oportunidades, creo que estamos en un momento clave para consolidar esa visibilidad, poner en valor nuestra labor y abrir nuevos caminos en innovación, digitalización y sostenibilidad. También hay margen para mejorar la colaboración con otros sectores y para generar más conciencia social sobre la importancia del control profesional de plagas como parte esencial de la salud pública y ambiental.
Mirando al futuro, ¿cuáles cree que son los retos más inmediatos para el sector?
Uno de los principales retos es mantener la calidad del servicio en un entorno con cada vez más restricciones normativas y menos herramientas disponibles. A esto se suma la necesidad de combatir el intrusismo, que pone en riesgo tanto la imagen del sector como la seguridad de los clientes.
El cambio climático también empieza a afectar directamente, provocando nuevas dinámicas en las plagas que nos obligan a estar en constante adaptación. Y, por supuesto, atraer a nuevas generaciones es fundamental para asegurar el relevo profesional y seguir avanzando como sector.